El Templete
La Habana, Cuba
Trabajo investigativo escrito por: Orlando Miguel
Colaboración especial: Osvaldo Shangó
Plaza de armas. La Habana, Cuba |
Enclavado en la Plaza de Armas, El Templete fue la primera construcción de carácter monolítico de estilo neoclásico de La Habana y una de las obras civiles que más han influido en la arquitectura de Cuba. A su presencia allí se debe -en mucho- la evolución que tuvo lugar en el S. XIX de las formas del llamado barroco cubano las que alcanzaron su auge en las quintas suburbanas del Cerro y Marianao.
El templete con su columna Cagigal al centro |
Numerosos historiadores, arquitectos y estudiosos de la tradición habanera, se han debatido por esclarecer la procedencia de El templete y el sentido prístino de sus símbolos, tema en el que -como tantas veces ha sucedido en la historia-, se dan la mano lo real y lo mítico.
Se dice que en el lugar donde hoy se eleva la columna barroca Cagigal que sostiene una imagen de la virgen del Pilar, estuvo una frondosa ceiba que, unos señalan que dejó de existir por muerte natural a mediados del S. XVIII; pero otros aseveran, como el cubano villareño Antonio Miguel Alcover (1875-1915), que la misma fue mandada a cortar por el mismísimo Mariscal de campo Francisco Cagigal de la Vega, en 1754, quien erigió en su lugar la columna que hoy luce en su entrada.
Grabado de la 1ra. misa y Cabildo realizado en la naciente Villa, 1519 |
El caso es que a la sombra de aquella ceiba precolombina –hermosa como muchas deidades afrocubanas-, se celebró el 16 de noviembre de 1519 la primera misa y el primer cabildo de la naciente villa de San Cristóbal de La Habana a los que asistieron todo lo que más valía y brillaba en la alta sociedad habanera de la época. Mucho después, a finales de 1827, el gobernador y capitán general Don Francisco Dionisio Vives, dispuso que se construyera este monumento; el que fue inaugurado cuatro meses después, el 19 de marzo de 1828. Fue edificado por presidiarios cuyas condenas –como acto piadoso-, fueron reducidas. En él habitan las cenizas del pintor francés Vermay –establecido en La Habana en 1816- y las de su esposa; las mismas que se conservan en una urna de mármol ubicada en el centro del salón. Jean Baptiste Vermay (1) donó tres cuadros murales al oleo: el primero que representa la misa; el otro que representa el cabildo y el tercero, que ocupa la pared central -y que fuera colocado más tarde-, estampa la inauguración del monumento, una de los más grandes lienzos que existen en Cuba.
El templete en la Plaza de armas. |
El inmueble se concibió inicialmente para también homenajear a la reina Josefa Amalia de Sajonia, esposa del rey Fernando VII y en él se aprecian la elegante sencillez y acertadas proporciones de su colosal fachada estilo griego, con un pórtico de columnas dóricas que sostiene un friso decorado y un poderoso frontón en cuyo centro se halla una inscripción conmemorativa de la inauguración. La contra fachada presenta pilastras con capiteles dóricos en correspondencia con las columnas del portal. El edificio se encuentra elevado sobre una grada perimetral de tres peldaños de piedra de Jaimanitas y los pisos de su interior son de mármol. Cabe destacar también su verja de lanzas de hierro acabadas en punta de bronce, con pilares rematados por copas con piñas, lo que le añade un toque tropical en la concepción neoclásica. Hoy, junto al obelisco Cagigal, ancla sus raíces una joven ceiba que fue sembrada en 1960, después de varios remplazos de la original.
Ritual en la ceiba del Templete |
A propósito, en la actualidad resulta incalculable la cantidad de personas que se dan cita cada noche del 15 de noviembre y los días posteriores para realizar un ritual que consiste en darle tres vueltas a la ceiba y una petición de igual número de deseos. Una práctica que nos legaron nuestros antepasados, negros africanos esclavizados de la época de la colonia que dejaron su huella en nuestra identidad y que se ha convertido en una tradición de los habaneros cada año.
Ceiba dentro del Templete sembrada en 1960 |
La ceiba, de tronco grueso y redondo como el vientre de una mujer embarazada y de encumbrado tallo alcanzando los doseles más ambiciosos que cualquier árbol pudiera soñar, se le considera sagrada entre los cubanos: un árbol santo. Cuentan los viejos de palabra genuina, que entre el hombre y esta especie arbórea siempre ha existido un gran respeto, sobre todo entre aquellos que profesan la religión Yoruba.
Negros esclavos traídos de África. S. XVIII y 1ra. mitad S. XIX |
A los negros africanos no se les permitía adorar públicamente a sus dioses y por lo tanto comenzaron a venerarlos a través de los santos católicos; es lo que se ha llamado sincretismo. Fue, en definitiva, una ironía de los esclavos africanos para evitar el castigo si eran sorprendidos reverenciando a sus orishas. Así decían adorar a San Cristóbal, cuando en realidad a quien adoraban era al Dios de los volcanes: Aggayú Solá, hermano mayor o tutor de Shangó, de ahí que muchos creen que es su padre. Sus ancestros aseguraban que el espíritu de Aggayú vivía en el interior de las ceibas y desde entonces se le imputa a esta especie poderes mágicos y por lo tanto, el templo dórico habanero con su ceiba, es el lugar idóneo –sino el más importante- a donde se le comparece para colocar ofrendas a este Dios africano. En cualquier lugar donde haya plantado este árbol majestuoso en Cuba se le rinde tributo y la ceiba de El templete es –sino la más- una de las más consagradas que existen en La Habana. La única que podría competir con ella, es la que se encuentra en el Parque de la Fraternidad que fue plantada con tierra de muchas regiones de Latinoamérica y en el momento de su siembra, regada con aguas traídas de esos países.
Ceiba del Parque de la Fraternidad |
Desde siempre, la gran mayoría acude con cuantiosa fe a la ceremonia que se lleva a cabo en El templete cada año; un lugar emblemático desde su fundación por ser el sitio donde nacieron las ilusiones y la organización de la ciudad capital. Allí se dan cita católicos para orarle a San Cristóbal, patrón de La Habana. Otros le ruegan a Aggayú Solá; mientras un grupo más reducido asegura “no creer en ná”, sino que le dan la vuelta a la ceiba “por si acaso –dicen-, y por cumplir solamente con una tradición”. Lo cierto es que el cubano lo que no tiene de congo, lo tiene de carabalí, quiero decir exactamente que aunque muchos aseveren no creer en nada, el cubano por naturaleza –tal vez porque lo lleva en su sangre-, cree en todo o como dicen: Andamos en misa y en procesión.
Sea por cualquier razón, el caso es que este evento cada víspera del 16 de noviembre, es un instante célebre que viven los capitalinos, es un acto de fe, de ilusión y esperanza; un remanso de paz, un momento único en el que los cubanos y sobre todo los habaneros se reúnen para orar, meditar y mostrar respeto a todos los que legaron sus sueños cuando fundaron la villa de San Cristóbal de La Habana en el lugar que hoy es El Templete, un recinto donde la magia afrocubana sobresale, además de su significado en la historia.
Glosario:
Templete: Edificio pequeño en forma de templo que sirve para resguardar algo, generalmente una imagen.
Barroco/ca: Del estilo artístico desarrollado en Europa y América durante los S. XVIII y XIX o relacionado con él.
Prístino: adj. Antiguo, primitivo, original.
Precolombino: adj. Anterior a los viajes y descubrimientos de Cristóbal Colón, en especial [arte, literatura y cultura] americanos.
Deidad: Ser divino. Cada uno de los dioses de las diferentes religiones.
Cabildo: 1. m. Comunidad de eclesiásticos capitulares de una iglesia. 2. Ayuntamiento, corporación.
Dórico/ca: m. Estilo arquitectónico de la Grecia clásica que se caracterizaba por una columna estriada y el capitel sin molduras.
Capitel: m. arquit. Parte superior de la columna o la pilastra, de diferentes figuras y adornos según el estilo arquitectónico al que pertenece.
Friso: m. arquit. Parte que media entre el arquitrabe y la cornisa.
Piedra Jaimanitas: Tipo de roca caliza de origen sedimentario biológico que se da en Jaimanitas, un poblado de La Habana. También existe esta piedra en Santa fe, Salado y Matanzas.
Sincretismo: m. Sistema en que se consolidan diferentes doctrinas. 2. Unión, mezcla.
Orisha: Deidad.
Aggayú Solá: Dios de los volcanes. Su nombre en lucumí significa: Quien es dueño de la esperma que se derrama, por la lava que brota de la boca del volcán que genera tanta fertilidad en los suelos y por ello su analogía con la fertilidad de las mujeres.
Congo: Etnia procedente del antiguo reino del Congo y también del río Congo que introdujeron en Cuba los fundamentos de los complejos religiosos Palo Monte, también llamado Palo Congo. Se encuentra en la República de África.
Carabalí: Negros originarios de la cuenca de Calabar en el sur de Nigeria, de donde partieron miles de esclavos a fines del S. XVIII y la primera mitad del XIX. También en el continente africano.
Referencias:
http://es.wikipedia.org/
http://www.ohch.cu/
http://www.cubaltamira.com/
http://www.lajiribilla.cu/
http://www.güije.com/
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