El sándwich cubano
Sándwich cubano |
Un estudiante americano de visita en La Habana compra en la tienda para
turistas, un sándwich especial cubano: Un pedazo de pan francés de casi un pie
de largo con lascas de lechón asado, jamón serrano y york, queso suizo,
mantequilla, salsa, pepinillo y grandes rodajas de tomate.
Con su sándwich y una Cola en mano se va a comer cerca de las azules
aguas, frente al Meliá Cohíba donde se hospedaba. Apenas había comenzado a disfrutar
su apetitoso 'lunch', vio a un joven cubano que pasaba por allí. El
cubano comía otro sándwich, el llamado Pan con timba, hecho con un
pedazo de pan pequeño, con dulce de guayaba, comprado en un timbiriche de la
calle Paseo. Mientras el cubano saboreaba lentamente su pan con timba para que
le durara, el americano se acerca y le dice:
- “Nosotros los americanos estar maravillados por agilidad
mental de cubanos. Todos saber ajedrez, conocer reglas de baseball y de otros
deportes, tener una gran memoria y conocimientos históricos. Casi todos hablar
otros idiomas y saber mucho geografía y política internacional; además resultar
increíbles en avances de ciencias: inventar vacunas sintéticas… ¿Cuál ser el
secreto?” El cubano, mirando con avidez el sándwich del americano, le dice:
Pan con timba |
- “Bueno, como muestra de solidaridad y amistad, por haber venido a Cuba
rompiendo las férreas restricciones del bloqueo, voy a hacer algo mejor por ti:
Te cambio el pan con guayaba y dulce de caña por ese sándwich que te estás
comiendo que -dicho sea de paso-, está lleno de sólidos grasos de origen animal,
colesterol y triglicéridos que endurecen las arterias; factores fundamentales
del infarto del miocardio, causa primaria de muerte en la población de los
Estados Unidos”. Con un gesto precipitado el gringo le extendió su sándwich al
criollo, quien enseguida se lo intercambió por su pan con dulce.
El cubano le entró al sándwich de tal forma que en tres bocados había llegado a la mitad del mismo. Por su parte el americano se iba comiendo lentamente el pan con timba, porque lo cierto es que estaba un poco duro y el dulce, algo rancio. Al cabo de unos minutos, dice el gringo:
- “Tener la impresión de que tú salir ganando con este intercambio”. A lo
que el cubano le contestó:
- “¡¡¡COÑOOOO, BÁRBARO, CHICO!!! ¿Ves? ¡Ya te están haciendo efecto en el
cerebro LOS PROTONES de las moléculas de la caña de azúcar y los ISOTRONES de
la guayaba! ¿¡No te lo dije!? ¡¡¡Sigue, sigue masticando!!!”
Asere qué vola
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