Pajarillo cantor
(contiene audio)
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Sinsonte tropical |
Hacía
años que no lo escuchaba cantar. Y una mañana de estas, mientras disfrutaba de
una deliciosa taza de café cubano en casa de un amigo, me sorprendió su alegre
gorjeo desde el tronco de un árbol: “¡Es un sinsonte!” – le dije admirado a
Humberto. Y allí estaba el <<trinador>> de rama en rama, alegrando la
mañana con sus melodías.
Este
virtuoso musical es típico de la campiña cubana. Y aún conservo en mi mente el
recuerdo de la infancia cuando visitábamos a Ana y su esposo, unos amigos de mis abuelos que vivían en San
José de Las Lajas, un municipio situado en la falda meridional de las lomas de
Camoa, en la provincia Habana. Entre guanajos, gallinas, chivos, puercos y la
variada eufonía del sinsonte tropical, me despertaba cada mañana cuando los rayos
del sol guajiro penetraban discretos por las rendijas de las tablas carcomidas de
un bohío con techo de guano en medio del monte.
Canto del sinsonte
Hoy,
como entonces, me despertó con su polifonía el sinsonte de mi infancia. Es, sin
duda, un maestro imitador; pero –vale la salvedad- un músico extraordinario: no
plagia lo que escucha, sino que lo compone y lo interpreta de manera original. ¡Un
gran arreglista! El sinsonte o Cenzontle, como le llamaron los aborígenes
cubanos, enriquece el canto de otras aves que perfecciona con su talante. Ejecuta
gorjeos vivos y ligeros con una harmonía brillante y a compás, entregándose a
la volubilidad de los arpegios con su vuelo serpenteante.
Foto: Orlando Miguel / Coral Gables - Miami |
Salté
de la cama, tomé mi cámara digital y como intrépido paparazzi, salí a su
encuentro. Allí estaba posado en el tendido eléctrico, balanceándose con su
larga cola para mantener el equilibrio mientras entonaba su canción. Por un instante se perdió en un grave silencio al
verme allí, me observaba curioso - hasta juraría que lo vi posar para la cámara-, pero después, con un ademán especial salió volando con su
canto a otra parte.
Hoy escucho a lo lejos al pajarillo cantor desde esta tierra; igual a aquel antológico campero alado de mi infancia, con sus claves y notas en el pentagrama citadino de esta otra parte del mundo; pero como si cada mañana, al abrir mis ojos con su trino
melódico, percibiera el buen olor de la tierra húmeda y recién labrada, el olor a leña y carbón, el olor del café y el
guarapo… ¡Olor a monte cubano!
El sinsonte - Pancho Quinto
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