“caminante no hay camino, se hace camino al andar”
Un día como ayer; pero de mil novecientos… y tantos,
llegué a este mundo. ¿Qué cuántos años tengo? (¡Ja!) ¿¡Importa acaso!? ¡No! Al
menos, no para mí. Creo que lo que de verdad cuentan son los momentos vividos…
y con ellos, toda la experiencia que he adquirido a través de estos años…, como
caballero andante; como peregrino por tierras extrañas en busca de su pasado.
Ni viejo, ni joven, sino en mi punto, en mi salsa, como se
dice en buen cubano. En pleno apogeo al decir de muchos. Con el ímpetu marcado en
cada paso; sin miedos… O por lo menos, con la valentía de enfrentar mis
demonios con fuerza, y con la firme convicción de que algún día llegaré.
Siempre mirando hacia delante; haciendo camino al andar.
Caminante no hay camino - Joan Manuel Serrat
Atravieso esa edad en que todo se observa desde otro prisma y
con mayor calma… ¡Sin prisa; pero sin pausa! Como dijo el apóstol. Enhebrando los
sueños entre mis dedos y amasándolos lentamente. Esculpiendo cada uno poco a
poco, para al final convertirlos en realidades. Voy hilando las costuras de la
vida y remachando cicatrices y heridas; parchando mi presente y construyendo mi
futuro. A veces -lo confieso-, el cansancio surca mis venas y me detengo para
descansar, en vano, mis problemas. Pero tras una corta pausa, continúo; pensando
que más que llegar, ya voy llegando. Esa es mi fe.
Andar por andar - Alberto Cortés
Que podría importar si tengo cuarenta o cincuenta. Lo que
importa son las huellas. El camino es mi fiel amigo, sin importar incluso las
distancias ni el destino; sólo el fin. En busca de un remanso de paz, de mi
pan, de mi vino, de mi madrigal; pero buscando siempre donde anidar, como golondrina viajera.
Golondrinas viajeras - Lucero y Joan Sebastian
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